Ángel de luz,
déjame abrazarme a tus alas para volar más allá del infinito,
Permíteme ser el rayo de sol que se ciñe a tu rostro,
Permíteme ser la sombra que se posa a tus pies...
Tu sombra,
Ese trozo de oscuridad impotente ante tu luz,
Ese trozo de ébano que se ilumina ante el brillo de tu estrella,
Y termina por rendirse ante ti dibujando tu silueta...
Permíteme ser el eco que escuchas en las noches,
Ese rastro de silencio que se hace coro a la melodía de tu voz,
La canción que se silenció ante la intensidad de tus palabras,
El lamento del viento que se pronuncia ante tu ausencia.
Déjame ser la aurora que se filtra en la mañana a través de tu ventana,
El rayo de luz que penetra a través de las sombras de la soledad,
Déjame ser el ocaso que te guía hacia la noche,
Ese rayo de luz que se resiste a tu partida.
Déjame ser la gota de lluvia que se desliza sobre tu rostro.
Déjame ser el ángel que cuida tus sueños,
Ya que tú eres la estrella que ilumina los míos.
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