El Madrid derrotó al Atlético en una final que llegó a la prórroga gracias al gol de Ramos en el 93’
y que se decidió con los tantos de Bale, Marcelo y Cristiano Ronaldo.
Vestir de blanco es tener una misión,
asumir el cometido de cambiar una historia
frente a todos aquellos a los que únicamente les resta admitirla,
padecerla, incluso con la crueldad que lo hizo este Atlético machadiano,
partido a partido, golpe a golpe, verso a verso.
Todos son hombres, futbolistas,
pero una cualidad intangible hace diferentes
a unos de otros a partir de ese acto casi sacramental
de colocarse la camiseta del Real Madrid. Sergio Ramos
es hoy quien mejor representa ese madridismo eterno
que respira donde los demás mueren.
Ese día saben que no habrá otro sin conocer el límite de sí mismos.
Ese día saben que el siguiente es sólo un peldaño
en la subida hacia el trono sin el que comprenderse es una tortura.
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