LA TRISTEZA Y LA INCREÍBLE OPORTUNIDAD QUE NOS OFRECE
Todos hemos pasado, pasamos y pasaremos situaciones complicadas en la vida, eso es inevitable y una aceptación a esta circunstancia ya es un gran pasado dado. Pero la pregunta es, se puede trascender la tristeza? Se puede hacer de la propia tristeza una una increíble oportunidad?
La respuesta es clara, sí. Lo primero que hay que tener clara es la impermeabilidad de las cosas, es decir, la vida es un constante cambio. Hoy te marcha todo bien? Disfrútalo, te llegan cosas buenas a tu vida porque te lo has trabajado, pero no te aferres a ellas, no te crees una identidad personal acorde a lo que tienes, porque todo, antes y después cambiará. Si te identificas con lo que tienes, trabajo, reconocimiento, belleza… cuando no esté, quién eres tú? Llega el vacío.
Todo esto es absolutamente igual en el caso contrario, sufres? Respira, relájate y mira asombrado ante la vida porque todo se mueve, todo evoluciona y esa situación también se irá.
Si aceptas este primer principio, tu vida se puede convertir en una maravillosa danza, sabiendo que tú como esencia, como consciencia eres inamovible, no cambias, eres impenetrable, pero las situaciones cotidianas que nos tocan vivir sí, y fluyes, y gozas, y te sientes vivo.
Todo esto es absolutamente igual en el caso contrario, sufres? Respira, relájate y mira asombrado ante la vida porque todo se mueve, todo evoluciona y esa situación también se irá.
Si aceptas este primer principio, tu vida se puede convertir en una maravillosa danza, sabiendo que tú como esencia, como consciencia eres inamovible, no cambias, eres impenetrable, pero las situaciones cotidianas que nos tocan vivir sí, y fluyes, y gozas, y te sientes vivo.
Pero esto no es lo más importante de la tristeza. Lo más importante es que cualquier sensación de sufrimiento, tristeza y vacío es una invitación maravillosa y una bocanada de aire magnífica a reencontrarte contigo mismo. Cuando en tu vida todo marcha de forma rutinaria, y te mantienes en una cómoda zona de confort, no existe la profunda reflexión, la maravillosa meditación, el autoconocimiento, caminas en modo automático, haces lo mismo todos los días, no despiertas; en cambio, cuando tocas fondo, cuando estás mal, algo resuena en tu interior pidiendo reflexión. Ese sufrimiento ha sido justo lo que necesitas para mirar hacia dentro y encontrarte contigo mismo, volverte a preguntar quién eres, qué quieres en la vida, cuál es tu camino…
Por ello, la creencia que tenemos sobre el sufrimiento y la tristeza, nos genera ya de por sí más sufrimiento porque juzgamos lo que esta palabra significa y conlleva. Sufrir, tocar fondo, significa apertura, evolución, crecimiento personal… y nadie se puede escapar de esto. La vida te lo pone por y para ello, no lo temas.
Por todo ello, experimenta, disfruta, cáete, ríe, ama, juega, llora, acierta y equivócate. La vida es cambio. La vida son experiencias, y las experiencias hay que vivirlas y exprimirlas para madurar. Y dentro del cambio, cuando te llegue la parte “mala”, respira, y entiende que es una parte más del juego. Del juego maravilloso de la vida.
Todo cambia, menos tu consciencia.
Exprime la vida.
Exprime la vida.
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