Grito desesperada en el silencio,
atrapada en la soledad de tu recuerdo.
Añoro cuando era la dueña de tus besos
y hoy lloro por este amor que se hizo viejo.
Tengo tus manos caladas en mi piel,
marchitas las flores en este anochecer.
Aun guardo cada beso furtivo que me dio,
las caricias y suspiros que el viento se llevó.
Quiero arrancar estas pesadas cadenas
que tienen amarrada mi alma prisionera.
Noche vacía, no hay luna, ni estrellas
y en las tinieblas cumplo mi condena.
Aún en las noches puedo imaginar
que eres el reino donde he de gobernar.
Mas cuando vuelvo a la cruel realidad,
me espera la dura y triste soledad.
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