EL DINERO
Con el dinero ocurre algo parecido a lo
que ocurre con el aire
que el hombre necesita
para respirar.
Una determinada cantidad
de oxigeno, aquella que
te permite satisfacer tus necesidades,
pero no menos y tampoco más.
Así debería ser con el dinero,
del que no se puede prescindir
por ser el sistema
de transacción en el mundo;
todos deberían acceder
a la cantidad necesaria
para una vida armónica y que
abasteciera sus requerimientos de
los elementos para una existencia digna,
decorosa y amable.
Pero nadie debería acumular más que
eso, porque el exceso de dinero
fomenta en el hombre
los apegos que le impiden crecer
y se olvida de sus valores
se trasforma en un ser ambisioso y ruin
sin medir las proporcione
y la verdadera dimensión
espiritual donde se encuentra su verdadero ser.
Dicen que por dinero baila el perro.
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