Te escribo sin sentido, sin razón, sin pluma y con miedo.
Te escribo con los ojos cansados y la mente dispersa.
Te escribo para que no me leas pero lo sepas.
Te escribo a escondidas y a ciegas.
Te escribo agachada y sola.
Te escribo en pequeño.
Te escribo del revés.
Te escribo sueños.
Te escribo a ti.
Para ti.
En ti.
En ti.
Para ti.
Empiezo lenta.
Empiezo sin palabras.
Empiezo sin discusiones, amable.
Empiezo a deshacerme de lo de a dentro.
Empiezo a desprenderme del corazón y, de nuevo,
Empiezo a usarlo de tintero y por tinta destiño a la sin razón.
Empiezo a hacerte saber que a ti también te quiero, ayer menos.
Empiezo a robarte el beso, el que no me has dado, y crees que no quiero.
Empiezo a marcharme, siempre lo hago, y a sentir que muero porque tú, vas a quedarte.
Entonces, te escribo porque empiezo a leer que tú, cuando yo me vaya, te quedarás.
Te quedarás,
Te
Quedarás…lejos,
cerca,
fuera,
aquí.
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