La claridad te inunda,
parece que surgiera
de tu cuerpo profundo.
Y tiene desmesura y transparencia.
Parto de luz alrededor te ciñe
en el aire desnudo que palpita.
Recién nacida y entre ardores de oro
que circulando aviesos y voraces
sobre tu piel esfuman lo sombrío.
No hay sombras ya.
En el regazo de los sueños
tu claridad estalla.
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