
Una historia de mi infancia,
que para ella tuvo un
enorme significado simbólico.
A un hombre que trabajaba en la granja de mi familia le atacó una serpiente,
pero en lugar de dejarla tranquila o,
simplemente, alejarse de ella,
el trabajador la estuvo hostigando,
lanzándole cosas hasta que se deslizó entre la maleza para ponerse a
cubierto.
Más tarde, su padre llegó a casa y salió al jardín.
Como no
sabía nada de la serpiente
comenzó a rastrillar cerca de la maleza y la
serpiente,
todavía irritada, apareció de repente y mordió a su padre,
que estuvo a punto de morir por la picadura.
La moraleja de la historia,
asegura esa amiga,
es que cuando se
reprime o se agobia a la serpiente
que llevamos dentro, ésta se venga.
El miedo y la preocupación, y los impulsos que negamos o ridiculizamos,
tienen la mala costumbre de aparecer y atacar cuando menos lo esperamos.
Los ángeles advierten que tenemos que expresar,
y no reprimir, nuestros
sentimientos,
sacarlos a la superficie para poder enfrentarnos a ellos,
para que dejen de estar al acecho.
¿Reprimes tus sentimientos o eres incapaz de enfrentarte a ellos?
¿Reprimes tus sentimientos o eres incapaz de enfrentarte a ellos?
¿Por qué?
¿Crees que
desaparecerán si los ignoras o los menosprecias?
O, por el contrario,
¿se harán oír por mucho que intentes negarlos?
Los ángeles sugieren que
cuando tengas sentimientos
desagradables que quieras enterrar,
los
saques a la luz y dejes que te hablen.
Debes intentar dialogar con esos
miedos,
sentimientos de culpa o vergüenzas
y escribir esa conversación.
Sin duda será instructiva.
Meditación de los Ángeles:
Meditación de los Ángeles:
No niego mis sentimientos,
por mucho que me asusten
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