Tú no estás y yo ya me fui.
Qué te pensabas
que iba a esperar eternamente.
Pues no, el amor tiene fecha de caducidad
cuando no se conserva en óptimas condiciones,
igual que le pasa a la
comida.
Fui demasiado idiota pensando que ibas a cambiar,
dando oportunidades a un sin sentido, a algo ilógico,
a algo que los
dos sabíamos desde el principio
que estaba abocado al fracaso.
Ayer me
dijeron que fuiste a preguntar por mí.
¡Cómo te atreves!
No sé ni
siquiera porqué te abrieron la puerta.
Apareces con un ramo para qué,
para que tus disculpas parezcan más creíbles
como todas las anteriores
veces.
Ese truco ya me lo conozco.
Que desilusión ¿no?
Creías que
después de un mes de no saber nada de ti,
estaría encerrada en mi
habitación,
triste porque te echaba de menos.
Esta vez no, te
equivocaste.
Te equivocaste como lo hiciste con tantas cosas antes.
Mi
vida ha cambiado porque te saqué de ella.
Te preguntarás que cómo he
podido
hacer eso con lo que nos queríamos...
Ha sido más fácil de lo que
pensaba.
Porque como acabas de decir, nos queríamos,
o al menos eso
pensaba yo.
Estaba demasiado ciega,
muy enamorada de una mentira que
fuimos creando.
Yo pensaba que me querías de verdad
y tú haciendo un
papelón,
con una vida paralela en la noche.
Estás enfermo, pero ya no me
interesas.
No es que te deje tirado en este momento,
es que tú solito
te marchaste y ahora me da lo mismo.
Te cargaste lo que teníamos
y
creías que nunca me iba a enterar.
Pero ¡ay, amigo! al final de todo te
enteras,
la vida es un pañuelo.
Yo he empezado a vivir,
Yo he empezado a vivir,
a ver que
existe un mundo
que por error dejé de asomarme a él.
Un mundo en el que
soy libre
y en el que me siento de nuevo valorada.
Ahora soy feliz
porque he sido valiente para decírtelo a la cara
y para tomar la mejor
decisión de mi vida.
Decirte esto: "Hasta nunca".
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