Esta ruta sube por la sierra caliza situada en el territorio de Antequera, pero muy próximo al puerto de las Pedrizas.
Ficha
Comarca: Vega de Antequera
Nivel de dificultad: Media
Tipo de ruta Lineal
Duración aproximada: 2,5 horas (subida) y 2 horas (bajada)
Longitud del trayecto 3,3 kilómetros (sólo ida)
Altura mínima 760 metros
Altura máxima 1280 metros
Ubicación
Esta ruta sube por la sierra caliza situada en el territorio de Antequera, pero muy próximo al puerto de las Pedrizas.
Cómo llegar al punto de partida
Para llegar al punto de partida de esta ruta hay que dejar el
vehículo estacionado en los alrededores de la Fuente La Yedra
(Antequera), situada junto a un hostal del mismo nombre. Desde allí en
sentido a Málaga hay que avanzar por una carretera ya abandonada unos
300 metros.
En autobús se puede ir hasta el pueblo de Carratraca con la compañía Los Amarillos desde la Estación de Autobuses de Málaga.
Descripción de la ruta
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El camino por la carretera ya en desuso hay que abandonarlo cuando la
sierra de las Cabras, siempre a la derecha, pierde altura y ofrece una
vaguada. Justo ahí se podrán ver una serie de torretas de electricidad
que nos servirán de hitos en esta ocasión, si bien no hay que
aproximarse mucho a éstas. El sendero es estrecho en estos primeros
metros e incluso se bifurca, pero siempre que se haga en ascenso y se
busque la cuarta de las torretas no habrá peligro de salirse de la ruta.
2
Por ese sinuoso camino se alcanza el puerto Lucena, donde todavía se
aprecian restos de un antiguo refugio de montaña. Desde allí, es posible
divisar ya el pueblo de Casabermeja, el Puerto de las Pedrizas y la
Peña de los Enamorados, que pueden servir de ayuda para orientar al
excursionista.
En el ascenso se podrán ver algunas cabras hispánicas
3
Las vistas panorámicas que se tienen de la zona no deben distraer
especialmente en la parte más dura. El camino, a veces muy pedregoso, es
muy estrecho y va rodeando la cima para encarar la subida por una
empinada ladera, donde habrá que extremar las precauciones. Aunque son
apenas unos trescientos metros de longitud, el desnivel aquí es muy
acentuado. Hay que dirigir los pasos en subida continua hacia el
conjunto rocoso que precede al punto geodésico. En esta subida la
principal dificultad no sólo está en la pendiente sino también en la
existencia de muchos guijarros que se pueden deslizar al ser pisados.
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Antes de lo que se piense, con alguna pausa oportuna para recuperar
fuerzas, se alcanza el citado promontorio rocoso, al que se sube por un
pasaje angosto entre dos piedras. De ahí a la cima quedan tan sólo unos
metros. Antes de afrontar esos últimos metros merece la pena disfrutar
de las panorámicas que ofrece este punto.
Tras las primeras lluvias, las vistas son de un verdor impresionante
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Con un poco de esfuerzo más se llega al punto geodésico donde se
sitúa el ecuador de esta ruta, ya que tras un merecido descanso y el
disfrute de las vistas, habrá que plantear el descenso. En principio, se
puede hacer por el mismo camino usado en la ida. También existe la
posibilidad de convertir este itinerario en circular. Para ello, hay que
descender desde la cúspide de la sierra por el camino que conduce a un
inesperado prado verde, que parece ajeno a la bulliciosa autovía que
discurre a sus pies. Si ha habido lluvias recientes, se intuirá con
facilidad el cauce de un río. Habrá que seguir su curso que conduce
hasta una pequeña garganta. Si se desciende con mucho sigilo y cuidado
por esta angostura, se llegará prácticamente al punto de partida. Pero,
eso sí, habrá que contar con que esta bajada no será nada cómoda. Al
angosto y pronunciado desnivel que tiene habrá que sumar los numerosos
espinos que lo rodean. En el caso de que las piedra estén húmedas y
resbaladizas habrá que desistir de esa opción. Hay que tener en cuenta
que, ante la duda, siempre se puede retroceder por el mismo camino que
se ha usado en la ida.
Fauna y flora
Además de cabras se pueden ver algunas aves
singulares, como rapaces y buitres leonados, que frecuentan tanto esta
sierra como la cercana del Torcal
En la zona se pueden ver, haciendo justicia al nombre de la sierra,
muchos ejemplares de cabra montés que habitan este enclave. Al tratarse
de una zona donde no abunda la arboleda, es posible divisar fácilmente
alguno de estos rebaños moviéndose con su habitual agilidad entre las
zonas más escarpadas y abruptas de la montaña. Igualmente, se pueden ver
algunas aves singulares, como rapaces y buitres leonados, que
frecuentan tanto esta sierra como la cercana del Torcal. La fauna de
este paraje se completa con mamíferos como el conejo y varios tipos de
reptiles.
Respecto a la vegetación, abundan arbustos y plantas, como ortigas o
zarzas, mientras que entre los árboles, destaca un bosque de viejos
olmos.
Arriba: Merece la pena descansar ante las pendientes más acentuadas.
Izquierda: Después de Puerto Lucena habrá que rodear por detrás al pico y
encarar una dura subida. Derecha: En la cumbre hay un punto geodéisco
que nos confirma que estamos en nuestro objetivo
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