¿Por qué es tan difícil ser paciente con algunas situaciones?
¿Es el orgullo o la soberbia lo que sepulta la paciencia?
¿O es el excesivo afán por alcanzar
y conseguir cosas lo que desestabiliza,
perturba e impacienta?
Estamos condicionados
y programados para dar respuestas inmediatas.
Nos molestamos cuando algo no funciona como queremos.
No nos gusta esperar,
nos impacientamos con facilidad.
Debido a esta impaciencia perdemos todo lo bueno de la vida.
Nos enojamos y nos llenamos de resentimiento hasta que,
finalmente, nos sentimos insatisfechos
y descontentos con la vida.
No dejes que tu mente se perturbe.
Una mente perturbada se deja influir con facilidad,
y eso te costará la paz.
Aprende a mantener tu paz liberándote de los apegos.
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