En tus ojos claros descubrí
el placer de ser amada sin reparos
sin medidas, ya eras mío
aun sin tocarnos
al verme reconociste a la hembra
que vive en tu alma
lo sabías, me perteneces por siempre.
Al mirar mis ojos caiste rendido
embrujado, reconociendo
a la mujer amada te llenaste de gozo
y al mismo tiempo de miedo
por no saber qué trae el destino.
Ese día simplemente tu alma
reconoció a la mujer que buscaba
la que colma tu sentimiento
hoy el corazón reboza al amarnos
nos pertenecemos, somos uno del otro
seguimos juntos la senda
y complementar este ciclo
continuar con este amor
que esperaba por años...
por siempre.
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