Me regalo mi sueño
y cuando desperté,
cuando desperté él estaba ahí,
mirándome como miran los que aman
y hablandome con el don de la elocuencia
me deseo buenos días.
Quizás, el brillo de su mirada no es más
que su forma de pedir perdón,
perdón por los malos momentos,
pero la vida no es más
que un cúmulo de experiencias
que te curten como ser humano
y la vida en pareja es de los gladiadores que lucharon,
que lucharon y ganaron cicatrices,
cicatrices que son las enseñanzas para el futuro.
El me regaló mi sueño
y juntos lo hicimos realidad.
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