Supongo que esto que escribo no es más que un sentimiento de mujer,
que es lo que soy y si alguien se da por aludido se pare a reflexionar.
Hay días que escucho frases que me dejan perpleja,
por la normalidad que le da quien las dice, ya sea hombre o mujer
y que realmente es un ataque a la libertad, casi siempre de la mujer.
Os habéis fijado que un hombre grueso es un tío fortote y si es mujer es una gorda,
e incluso una gorda asquerosa...
Con el tiempo, me doy cuenta de que esos matrimonios
que parecían perfectos no son más que fachadas que ocultan machismos refinados
y mujeres sumisas que pasan por modernas y atrevidas.
Frases simples como, no te cortes el pelo, maquillado bajo el, me gustas más con el pelo largo...
o esta otra de, si te pones gorda te vas con tu madre,
mientras él se atiborra a cervezas en el sofá, son el día a día de muchas mujeres en pareja.
Esto sin contar lo de esta falda no te queda bien o no me gusta tal o cual amiga, etc...
Realmente estos hombres aman a sus mujeres o son sus objetos de lujo,
en ese escaparate al que llaman vida.
Mujeres que crían a sus hijos y aprenden a ser felices sintiéndose solas,
detestando los fines de semana, porque aunque lo nieguen,
se sienten esclavas de un hombre que bajo buenas palabras las tienen a su merced,
deseando que llegue el lunes para recobrar parte de su libertad.
Mamás perfectas que son mujeres atractivas y válidas,
que un día eclipsaron a quien hoy les intenta quitar su luz
y son tan fuertes que pueden con eso y mucho más
y que seguro en algún momento se darán cuenta de quienes son.
Luego nos extrañamos de la ruptura de algunos matrimonios que pensábamos perfectos.
Estas son las gentes de esta falsa sociedad,
consumidas por un miedo del que nadie les puede reprochar
y que se permiten el lujo de opinar de la vida de otras personas,
que han sido valientes, tanto que...
han destapado sus miserias para corregirlas
y que después de una lucha con éstas,
ahora son felices de verdad.
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