Cuando sepas hallar una sonrisa
En la gota sutil que se rezuma de las porosas piedras,
en la bruma, en el sol, en el ave y en la brisa;
cuando nada a tus ojos quede inerte, un informe,
ni color, ni lejano, y penetra en la vida
y el arcano del silencio,
las sombras y la muerte;
cuando tiendas la vista a los diversos rumbos del cosmos,
y tu esfuerzo propio sea como un potente microscopio
qué va hallando invisibles universos; entonces,
en las llamas de la hoguera de un amor infinito
y sobrehumano,
al árbol, el celaje y a la fiera.
Sentirás en la inmensa muchedumbre de seres
y de cosas tu ser mismo;
serás todo pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.
Sacudirá tu amor el polvo infectó
que mácula el blancor de la azucena;
bendecirás las márgenes de arena
y adoradas el vuelo del insecto;
y besarás el garfio del espino
y el sedeño ropaje de las dalias...
Y quitarás piadoso tus sandalias
por no herir a las piedras del camino...
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