Gaviota que vuelas alto
yo te recuerdo en mi noche,
no te vayas, vuela raso
no te haré ningún reproche.
No me dejes en la sombra
del pesar y el desconsuelo.
Préstame tus alas blancas
déjame cruzar el cielo.
Tus alas me cubrirán
y nada ya me podrá,
y nada ya me podrá,
ni las noches en desvelo,
ni el dolor insoportable,
ni el dolor insoportable,
ni trampas de pajarero,
ni la incomprensión de nadie.
Cruzaré los anchos mares,
buscaré un lugar seguro.
Allí me recostaré, descansaré,
sí, al fin dormiré. Aguardaré mi futuro.
Dormir, dormir… sí, dormir o…
¿Es morir?
¿Es morir?
Aún siendo así qué más da,
Por fin podré descansar
¿He de dudar yo? ¡Jamás!
Él me vendrá a despertar.
Él me vendrá a despertar.
Por eso gaviota mía…
No me dejes en la sombra
del pesar y el desconsuelo,
préstame tus alas blancas,
déjame cruzar el cielo.
Mati de Tena
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