Estoy entre la vida y la muerte. Mi alma se encuentra entre estos dos abismos, con un pie puesto en el más allá, esperando que la caída sea menos dura que este sufrimiento. Porque sé perfectamente que ya sea en el cielo que en el infierno, el dolor cesará.
Me encuentro en medio de dos mundos, esperando algo que no va a llegar. Esperando tal vez un milagro, con la esperanza puesta en seguir viviendo pero con el corazón roto esperando cese este dolor.
Porque ya no sé hasta qué punto voy a poder perdonar tanto desconsuelo. Porque voy a seguir viviendo con pesadillas y escalofríos, recordando cada día sufrido. Porque no se puede olvidar lo que amas de verdad, por mucho daño que te haga. Porque cuando se ama sólo se ama una vez.
Y aquí sigo, debatiéndome, qué haré el resto de mis días, porque para mí, la vida terminó cuando él me dijo adiós. Las lágrimas no paran de caer como caen las gotas de lluvia cuando llueve, mi cabeza no para de recordarme su sonrisa y mi corazón está a punto de explotar y terminar de romperse, impidiendo su latir.
Aquí estoy, escribiendo cada palabra llena de sentimiento, porque quizá sea el único motivo por el que siga aquí. Porque hace tiempo que mi Dios me ha abandonado y por mucho que rezo no consigo que me devuelva lo que tanto amaba.
Y qué hacer cuando estás entre dos mundos…
Athenea
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